Juan 6:11-12

Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 
Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 

En este relato sobre el milagro que realizó Jesús acerca de la multiplicación de los panes y peces para alimentar a más de 5000 personas mientras, encontramos varias enseñanzas para nuestras vidas. Ese día se habían encontrado con la necesidad de proveer alimento para tantas personas y lo único con que contaban era con la provisión de un jovencito que tenía cinco panes y dos peces.

Encontramos en estos versículos cinco principios.

1.

Y tomó Jesús aquellos panes.

Estas historias verídicas y de acontecimiento literal, encierran muchas simbologías cuyas enseñanzas son un yacimiento para nuestras vidas.

El pan es a través de toda la biblia algo que representa el alimento espiritual, más propiamente al Señor Jesús quien es comparado con el maná que descendió del cielo en el Antiguo testamento.

Jesús tomó estos panes nos da la lección de que el Señor siempre usa lo que ya hay a disposición, para realizar sus milagros. En todos los hechos sobrenaturales que hizo el Señor en los relatos bíblicos siempre usa los elementos que ya estaban presentes. Es decir Jesús no preparó o fabricó los panes, ni nos hizo aparecer de la nada. Él usa siempre lo que hay. La primera lección tiene que ver con esto; el alimento espiritual para el ser humano ya está dado, la Palabra ya está escrita y no necesitamos de nuevas revelaciones hoy en día, pues todas esas voces que se adjudican una supuesta comunicación especial de parte de Dios, no se ajustan a lo que la doctrina bíblica enseña. Todo lo que necesitamos saber para nuestra vida y relación con el Señor ya está dado, tenemos la Biblia que es perfecta y completa.

2.

La gratitud es el segundo principio que encontramos en el relato; quizá no haya que decir mucho al respecto pues parece tan obvio que debemos ser agradecidos. Me gusta mucho que hay pasajes bíblicos que se refieren a la gratitud con la frase: “acciones de gracias”, pues la mejor manera de ser agradecidos con alguien es ir más allá de las palabras y realizar algunos actos o comportamientos a favor de dicha persona como una señal de nuestro agradecimiento. Agradecerle a Dios se hace mejor usando hechos y no palabras, pues las palabras se las lleva el viento, pero los hechos hablan de algo genuino y objetivo. Muchas de las cosas que hace un verdadero creyente las hace por gratitud y no por obligación o miedo a represalias.

3.

Luego que Jesús había hecho recostar a toda la multitud en aquel lugar, entonces tomó los cinco panes y dos peces y los repartió entre sus discípulos. Esto nos enseña que Dios da su palabra y todas las herramientas del Espíritu Santo a personas que ya son hijos de Dios, que se constituyen discípulos del Señor porque hay creído en Jesucristo como su Salvador personal. La Palabra de Dios es el alimento del cristiano, pero esta además de nutrirlo en su propio beneficio va más allá pues se expande en la tarea de la predicación del Evangelio a las otras personas que no conocen a Cristo. Los que ya somos creyentes somos el medio para llegar a otras personas, pero primero somos receptores del alimento divino que nos sacia y potencia para la misión.

4.

Los discípulos entonces repartieron el alimento entre las miles de personas que estaban presentes. La gente puede acceder al alimento espiritual para salvar y saciar sus almas gracias a la acción misionera de los creyentes. El relato habla de que fueron saciados por la repartición de los panes y los peces.

En la simbología de los números de la biblia, varias veces el número cinco representa a la Palabra de Dios así como a la Gracia. En el caso del número dos, su simbología tiene que ver con los dos pactos, el antiguo y el nuevo, en otras palabras, lo que es antes de Cristo y después de Cristo. Haciendo un poco de aritmética bíblica podríamos decir que cinco más dos es siete, así que este resultado que evoca al número de la perfección, nos habla de que lo que Dios provee a las personas, esta provisión es perfecta absolutamente. Por otro lado la simbología del pez nos recuerda la naturaleza evangelista que adquirimos cuando conocemos al Señor. Los primeros creyentes en la época apostólica usaban frecuentemente la figura de un pez como símbolo de su filiación cristiana.

5.

Finalmente vemos en el relato que Jesús pidió que se juntaran las sobras, y ellos reunieron doce cestas de pan que había sobrado. Es por harto sabida la simbología del número doce, representando al pueblo de Dios; las doce tribus de Israel y los doce apóstoles de Jesús, que juntos nos señalan a los veinticuatro ancianos del Apocalipsis imagen de la nación santa del Señor.

Jesús y sus discípulos llevaban muy comprometidamente un ministerio con los pobres, y es muy posible que estas doce cestas de pan iban a terminar siendo repartidos entre este tipo de personas. Hubieron ese día miles de personas recibiendo alimento de Jesús, pero habían muchas otras personas que no estuvieron presentes; el Señor está preocupado no solo por aquellos que están próximos y quizá algo interesados en acercarse a Él, sino que piensa incluso en aquellas personas que necesitan el Evangelio y que están distantes.

Nada debe ser considerado como un desperdicio, pues lo que proviene del Señor es todo bendición.

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