Efesios 4:19 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 

Estos últimos días he tenido dificultades con mis cuerdas vocales y eso me ha obligado a estar en silencio, no he podido verbalizar con nadie, toda mi comunicación se ha restringido a señas y escritura, y eso me ha hecho pensar lo tan importante que es poder hablar, y lo agradecidos que debemos estar con Dios por ese don de hablar. Hay personas que no tienen la facultad de poder hablar y tienen que buscar alguna otra forma de comunicarse.

Este pasaje bíblico nos habla de esta capacidad de hablar. Y tiene tres partes.

La primera parte dice que ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, aquí es importante mencionar que lo que ha de salir de nuestra boca es lo que hay dentro de nosotros, dice la biblia en otro lugar que de la abundancia del corazón habla la boca, de manera que si sale alguna palabra corrompida es porque adentro hay corrupción, el término usado en la biblia para corrupción es usado reiteradas veces tanto en el antiguo como en el Nuevo testamento la palabra hebrea Shahat tiene la idea de algo dañado, que se está destruyendo, que contamina, que hace daño, cuando hablamos de palabras corrompidas muchas veces pensamos que esto se refiere a lo que conocemos como groserías, palabrotas o malas palabras, quizá se refiera a eso en parte, pero en realidad se no se trata de formas sino de fondos, de contenidos. Porque podría ser que alguien por una cuestión de cultura aprenda a no usar ese tipo de terminología que no es apropiado, que no es aceptado por el contexto cultural pero sin embargo sus contenidos pueden ser tan corruptos que van a emanar de otras maneras, por eso decía que no es tanto las formas, que terminologías usamos sino qué contenido nosotros damos, que contenido es el que hay dentro de nosotros que sale a través de nuestras palabras, ya sea que usemos terminología polémica aceptada o no aceptada socialmente. Lo importante es que debemos tomar conciencia de que si dentro de nosotros hay contenidos nocivos, sucios, o corruptos eso es lo que vamos a transmitir. De alguna manera esto es cómo el Señor nos dice que el creyente necesita emanar aquellos ríos de agua viva, que nuestra forma de vida es que absorbemos la Palabra todos los días, meditamos en la Palabra de día y de noche dice el salmista de manera que nos vamos saturando de la palabra del Señor, de los preceptos de Dios, de los conceptos de Dios, de la forma de pensar de Dios; y de esa manera cuando nosotros hablamos entonces transmitimos esos conceptos, ya no somos nosotros los que hablamos, como dice Pablo ya no vivo yo más Cristo vive en mí, entonces es muy importante como creyentes aprender la disciplina de la meditación en la Palabra de Dios, pues es la única manera de que los contenidos que van a emanar en nuestra verbalización sean contenidos de Dios, que provengan de la Palabra y que sean contenidos que no tengan corrupción.

El segundo punto. Sino la que sea buena para la necesaria edificación.

Se trata aquí de que hay una razón, hay propósitos, no debemos nosotros vivir sin un propósito, sin tener en cuenta de que Dios nos ha dado metas, nos ha dado un camino y nos ha señalado un destino y hacia allí que nosotros avanzamos y esto es lo que la biblia llama como edificación, Dios está edificando su reino en nuestras vidas, y nosotros somos parte de esos edificadores del reino de Dios, lo que hacemos, por donde vamos, lo que decimos, edifica, todo tiene que edificar a los demás, al contexto familiar, al contexto social y por supuesto a la iglesia del Señor. De manera que nuestras palabras tienen que tener esa dirección de ser buenos para la necesaria edificación .no todo lo bueno es necesario para la edificación, si estamos listos a construir un edificio, y estamos en el lugar para empezar a cavar y hacer la tarea de construir el edificio y vemos allí los materiales de construcción, vemos las herramientas, pero también vemos allí un enorme piano de cola, muy bonito. Un piano es bueno, pero no es necesario o no es apropiado para la edificación del edificio, pues no va a interrumpir el trabajo, un piano es delicado hay que tener cuidado de que no le vaya a caer algo pesado o que no le entre el polvo que lo puede dañar. El piano es bueno pero no es bueno para la necesaria edificación. Nuestras palabras no tienen que ser inútiles sino que tienen que tener un propósito, y el propósito es edificar, es servir para que otros crezcan, para que la edificación que Dios está haciendo en nuestra vida en nuestra familia, comunidad o iglesia vaya avanzando progresando acorde a los conceptos del Señor. Esa palabra no corrompida que sale de nuestra boca sirve para la necesaria edificación del cuerpo de Cristo.

El tercer punto tiene que ver con gracia, me gusta esa palabra que es todo un eje del evangelio. A fin de dar gracia a los oyentes, gracia tiene varias connotaciones pero yo quiero mencionar al menos tres. Lo primero es que la gracia proviene de Dios, la gracia no es una invención humana, quizá podamos encontrar imitaciones, pero la gracia es parte de Dios, está en su naturaleza. De manera que cuando nosotros hablamos algo decimos algo que va a dar gracia a los oyentes, entonces estaremos dando algo de Dios. Independientemente del tema que estemos abordando o de las terminologías que estemos usando será algo que va a darle a esa persona que escucha algo de Dios, algunas de las esencias y características de dios van a ser trasladadas a través de nuestra verbalización hacia la persona que nos oye.

La segunda característica de gracia es que esto significa algo inmerecido que recibimos de Dios. Nosotros estamos acostumbrados a regalar a nuestros amigos, parientes, a quien no puede caer bien, pero no lo hacemos con el desconocido o incluso con el que puede ser considerado enemigo. La biblia nos explica que no merecemos ser salvados por Dios, lo que merecemos es una condenación eterna, estar separados de las bendiciones de Dios. Pero Dios quiere en su soberanía, se le ha ocurrido darnos ese regalo inmerecido. Entonces cuando aquí dice que al hablar nosotros damos los elementos de la salvación que es por gracia. Cuando hablamos con otros les estamos dando algo de ese mensaje de salvación, pudiera no ser explícitamente el mensaje así como lo planteamos o decimos generalmente, podría ser cualquier otro contenido pero que va acompañando aquel glorioso mensaje de salvación por gracia.

En tercer lugar la gracia es algo sobrenatural, claro que es como subrayar lo anterior, pero cuando decimos que es sobrenatural estamos aludiendo a que la gracia es algo que traspasa básicamente la lógica humana, y la gracia de Dios no tiene paredes, es algo que podemos intentar entender con los conceptos bíblicos, pero nunca lo vamos a poder retener, condicionar, la gracia de Dios extrapola nuestra mente, nuestro raciocinio. Lo que podemos saber de la gracia de Dios son apenas destellos, pero la única manera de conocer la gracia de Dios realmente, es a través de la experiencia personal, del encuentro personal, no simbólico, sino real con el Señor Jesucristo, y eso es a través de la experiencia,  a través de la fe, del ejercicio de la fe, y que lindo de que cuando hablamos estamos llamados a dar gracia a los oyentes, a dar salvación, a dar algo de Dios, a dar algo sobrenatural a las personas que están acostumbradas a recibir mensajes llenos de corrupción, muy disimulados quizá con terminologías muy puritanas y disfrazadas, pero que están acostumbrados a escuchar por todo lado corrupción, cosas que contaminan que destruyen, cosas dañadas y que dañan a los demás. Nosotros lo creyentes estamos llamados a dar

Finalmente quiero recordar aquel versículo que dice que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.

Que cada vez que algo salga de nuestra boca tenga estas características.

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